Entonces me encargó que le hiciera una, que firmarían todas las alumnas de natación de la profesora de mi amiga. Puse manos a la obra y a la vista está la pieza que logré.
Frente de la Tarjetela de cumpleaños. |
Hace muchos años comencé a enviarles a mis amigos y amigas tarjetas de tela para sus cumpleaños o para las fiestas de fin de año. Más tarde empecé a hacer las tarjetas con cartón que luego entelaba y pintaba con acrílico.
A veces el trabajo que hago es inconsciente y armaba esas tarjetas enteladas por necesidad, no tenía dinero para afrontar el gasto de comprarlas. Podía gastar en el envío por correo, pero no en la compra de la tarjeta.
En el interior hay un espacio para poder firmar. |
Dos amigas me sacaron de ese sopor mental cuando me dijeron que guardaban las tarjetas enteladas que les había enviado. Incluso se las mostraban a sus amigas y compañeras de trabajo, hasta esperaban las fecha de sus cumpleaños para recibir una nueva pieza para su "colección" privada de tarjetas enteladas.
Ahí tomé conciencia del trabajo que venía realizando por necesidad y no por algo planeado de antemano. También revaloré mi creación de esas piezas que tenían la mayoría de las veces texto humorísticos.
Dorso de la tarjeta entelada a medida. |
El pequeño éxito de estas tarjetas, hace más de quince años atrás, logró que vendiera dos piezas que se fueron una a Italia y la otra a España. Un hermano en el exterior fue la excusa de una y la apertura de un negocio fue el destino de la otra.
Ahora que pasaron tantos años una amiga revivió esa magia que tienen esas tarjetas enteladas hechas a medida del destinatario o destinataria. Los textos, los deseos, los augurios y hasta los colores sólo son para esa persona, que recibe la tarjeta entelada.
Son tarjetas muy personales de alguien querido que desea dejar un recuerdo que perdure en el tiempo. Por suerte puedo confeccionar una pieza que reúna todos esos atributos.
Mauricio Uldane
artesano entelador
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