sábado, 27 de octubre de 2007

La creatividad nuestra de cada día

A veces algunas personas me preguntan cómo se me ocurre tal o cual objeto. La verdad que la inspiración suele asaltarme en el baño, en la cama o cuando camino. No hay una regla fija. Hay artesanías que nacen por una necesidad otras como un regalo de cumpleaños. Así nació el buzón alcancía (Buzonela), tal como lo conté en Vendo buzón en buen estado.

Las mayorcitas y los mayorcitos recordarán los disquetes de 5 y ¼ de pulgadas que usábamos en las viejas XT o AT. Para quienes por su edad desconozcan que estoy describiendo los invito a investigar o averiguar sobre el tema. Volviendo a los viejitos y viejitas, ¿se acuerdan de las cajas en que venían esos discos? Como tenía varias y no sabía que hacer las convertí en
tarjeteros con imanes para la puerta de la heladera. Por supuesto que eran de cartón, que reforcé y luego entelé. Con el tiempo llegué a hacerlos de fibrofácil (MDF).

Una idea que resultó exitosa. Aunque no siempre lo creativo funciona en el mercado de las artesanías. Unas amigas me pidieron si podía hacer un portarrollos de papel de cocina. Lo que salió lo terminé bautizando mingitorio erecto. Hasta la fecha no he vuelto a realizar portarrollos. Es una deuda que tengo conmigo.

A principios de este año y luego de revolver en algunas cajas dimos en mi casa con rollos de papel de 57 milímetros por 30 metros. Estos rollos son los que usan las calculadoras de mesa. Aunque estos estaban empezados o amarillentos. Decidí darle utilidad a los rollos armado un anotador con imanes para la puerta de la heladera. Un éxito que devino en dos modelos más: con patas para mesa y con gancho para colgar en la pared. Así nacieron las
anotadelas, anotamelas y anotapelas.

Las ideas pueden venir y estar un buen tiempo dándome vueltas por la cabeza hasta alcanzar su maduración. Otras veces algo que veo en la calle dispara una serie de conceptos en mi cerebro que se van uniendo hasta lograr definirse como objeto. De esta forma nació el
saquelate o aparador de té. En un negocio que vende artículos de fibrofácil (MDF) vi un mueblecito que provocó una cataratas de ideas mientras caminaba por las calles de San Miguel. Las ideas se unieron para, luego de un par de días, darle la forma definitiva que obtuvo. Este nació para un regalo de cumpleaños y ya ingresó a la lista de productos entelados.

La creatividad no se puede transmitir, ni copiar. Sí puedo enseñar las técnicas para armar una artesanía entelada. La necesidad de satisfacer un pedido de un amigo o amiga puede disparar mi creatividad. Otras veces una clienta o cliente me hace un pedido concreto de una caja o baúl y el mecanismo se pone en marcha para lograr definir el producto deseado.

Hay ideas que tardan mucho tiempo en concretarse por diversas causas. Lo que sí tengo en claro es que si el producto no me gusta no lo hago. Además debe pasar por la critica de familiares y amigos. Cuando veo que el objeto en cuestión despierta la atención de los otros, significa que estoy por el buen camino. Mostrar que lo que hago es una práctica que sirve para testear el nuevo producto.

Algunas artesanías pueden ser muy originales e innovadoras pero no tienen respuesta en el público. La gente necesita conocer cual es su uso. No siempre pueden imaginar la función de determinados productos. Siempre hay que explicar su uso. A veces se sorprenden otras no logran enfocar la practicidad. Es una larga docencia. El trato directo con el cliente o clienta es fundamental para tener éxito. Por lo menos en las artesanías que salen de mi creatividad.

Mauricio Uldane
artesano entelador

http://mauulda.googlepages.com/amedida