jueves, 20 de marzo de 2008

Rápido no vamos a ningún lado

La gente me pregunta cuanto tiempo me lleva hacer un buzón alcancía y les respondo: una semana. El silencio que sigue se corta con un cuchillo. Entonces tengo que explicar que es el tiempo que lleva construir una pieza, pero con intervalos para secados y demás.

No nos podemos colocar en el lugar de una persona que tiene que esperar una semana para ver realizado su trabajo. La locura en que vivimos no nos da tregua para pensar en tiempo mediato. La ansiedad hace estragos (ver
“Artesanías sanadoras”) y no nos deja pensar libremente en una medida de tiempo tan larga.

Por eso digo que aquellas personas que deseen aprender a entelar tengan presente dejar en casa a Doña Ansiedad. Si es posible guardada en un armario con llave. Los resultados inmediatos no se ven en este oficio. Los vamos percibiendo poco a poco como un crepúsculo. Todo tiene un tiempo y una cadencia. Forzar esto no acelera el proceso, si no que lo empeora.
A mí me costó entenderlo, pero lo aprendí y logré moderar mi ansiedad inicial. No es paciencia como muchos y muchas me dicen. Es trabajo, nada más que trabajo puro. Con el tiempo se adquiere la experiencia que nos allana el camino.




He armado artesanías enteladas que me han llevado varias semanas. Por ejemplo una casa cómoda implica un trabajo de tres semanas. Algunos días enteros dedicados a la construcción. Por eso no es una pieza ni seriada, ni barata. Tampoco la realizo si no es a pedido.

El entelado de artesanías tiene en su esencia desacelerar el trabajo. No es que sea pachorriento sino que tiene un ritmo distinto. El concepto sería: hagamos las cosas lentas, pero bien. Tomémonos el tiempo necesario para hacer la pieza entelada que deseemos.

Una vez que entendemos este punto filosófico el resto se soluciona con oficio y con la experiencia o la enseñaza adquirida. Nada de milagros, ni magia sólo con trabajo, puro trabajo con algo de creatividad.


Mauricio Uldane

artesano entelador