sábado, 29 de diciembre de 2007

Los primeros 100 buzones

Hace cuatro años y medios empezaba la producción de buzones alcancías (ver Vendo buzón en buen estado). En el año 2003 no tenía idea que podía llegar a armar con mis manos 100 buzones alcancías. Tampoco tenía noción de cuanto tiempo podría duraría la producción de buzones. Hoy por hoy creo que es algo atemporal.

Como homenaje al número 100 armé un buzón especial para mí. Me di el gusto de entelarlo en
jean. No con el fin de comercializarlo, sino para uso personal.

Este año también comencé la producción de buzones en otros
colores. De esta forma tengo en catálogo todos los colores que algún momento tuvieron los buzones de correo en la Argentina.

La
página de los buzones también vio la luz en agosto de 2007. De esta forma como anticipando la llegada del número 100 se dieron los nuevos colores y la página.

Para el próximo año veré que nueva iniciativa tendré para los buzones alcancías que tantas satisfacciones me han dado.

Los buzones alcancías son un producto muy querido por mí. Además de muy respetado por lo que significa para nosotros los argentinos. Representan el ahorro, por aquello de la Caja de Ahorro Postal, con la libreta de ahorro. Libreta que nos daban en la escuela primaria. El otro recuerdo es el buzón de la esquina donde uno depositaba las cartas. En aquella época no hacía falta llevar las cartas a la sucursal de correo. Los más viejos recuerdan las alcancías de lata que les daban en las escuelas o les compraban los padres para iniciarlos en el ahorro.

Los recuerdos y sentimientos que despiertan los buzones son muy profundos y emotivos. De ahí la alegría que despiertan en algunas personas. Por todo esto es que respeto mucho los buzones alcancías. Por eso no hago buzones con los colores de equipos de fútbol o marcas de las más variadas especies. Sólo los hago con los colores oficiales que estuvieron pintados a lo largo de la
historia del correo en la Argentina.

Espero que el año 2008 tenga buenos augurios para mis buzones alcancías. Se lo merecen.


Mauricio Uldane
artesano entelador

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jueves, 20 de diciembre de 2007

¿Dónde estudiaste?

Una pregunta que suelen hacerme al ver mis artesanías enteladas. La respuesta es: en ningún lado y en todos lados. Soy autodidacta en material de bellas artes.

Nunca he realizado curso, taller o seminario en mi vida. Pero, reconozco que la vida me ha dado ciertos conocimientos que vuelco en mis piezas artesanales. No reniego de los estudios especializados en arte. Simplemente no los tengo. Para algunos es una ventaja te dicen: “estás virgen. No contaminado”. Para otros necesitaría algún tipo de curso o taller.

Ahora con el tiempo transcurrido me doy cuenta que la vida me ha dado pautas y pistas que no reconocí. Llegué tarde a las artes. Tenía más de 30 años cuando descubrí que podía hacer trabajos artesanales de calidad. Empecé haciendo artesanías enteladas como un hobby. Ante la respuesta de amigos, parientes y allegados me decidieron por comenzar la comercialización.

Un poco de aquí otro de allá se fueron sumando los conocimientos. Algo de carpintería, algo de tapicería, algo de encuadernación, algo de diseño gráfico o algo de arquitectura fueron armado un bagaje de datos que aplico en mis trabajos.

Siempre se puede sumar un dato o información nuevo. Todo el tiempo se puede aprender de todos los que nos rodean. Sólo hay que estar atento a la nueva información y procesarla de forma correcta.

Una idea, el frente de una casa o una necesidad pueden disparar la creación para armar una nueva pieza. Estos datos pueden estar latentes por mucho tiempo. En algún momento echaré mano de esa información.

He descubierto que mi cerebro guarda información en forma inconsciente. Me ha pasado de hacer una caja y su forma me era familiar, pero no lograba descubrir porque. Tiempo más tarde descubrir en una vieja película, que repetían por enésima vez en la tele, un objeto muy parecido formaba parte de la escenografía.

Me pasa que al ver una escena, fotografía o película presto atención a cosas que están en un segundo plano. Y que casi nadie ve. Porque ocurre no lo sé, pero me pasa. A veces esa información termino usándola para hacer una caja o un mueble en miniatura. También puede dispararme mi atención algo que veo en un comercio, en la calle o la moldura en una casa.

No siempre es malo no tener formación académica. Esta información nos allana el camino, sobretodo en el uso de materiales, pinturas o técnicas de arte. El resto es práctica y experiencia. Este proceso es más lento pero lo que se aprende rara vez se olvida.


Mauricio Uldane
artesano entelador

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jueves, 13 de diciembre de 2007

De balances, miradas al pasado y otras yerbas

La época es de balances. De revisar lo acontecido durante el año. Como si el mundo dependiera de eso. Pues no voy a ir contra la corriente esta vez. Haré mi racconto de lo sucedido en el transcurso de los meses del 2007.

En lo profesional es un año sin estridencias. Con algunos logros y proyectos realizados. Como siempre algo quedó fuera del tintero. El 2008 dirá si se pueden realizar esos proyectos o nuevos productos. Siempre hay algo que puede ver la luz.

El año empezó con un nuevo producto para mis artesanías: la línea de
anotadores. Comencé con uno de imanes. Se sumó otro con patitas para mesa y finalmente apareció el anotador con gancho para pared.

A raíz de esta nueva línea me salió un pedido de anotadores como regalo empresario. De esta forma un nuevo rubro hizo su presentación:
regalos empresarios seriados a baja escala.

Después de hacer unos marcos entelados en arpillera para el payador
Jorge Gauna me sobraron retazos y armé la línea rústica. En el corriente año aparecieron los baúles, los cofres y por último los calendarios perpetuos.

A mediados de año armé una nueva página web dedicada a los
buzones alcancías. También hay datos técnicos sobre los buzones de Argentina, como su historia y fotos de buzones en distintas partes del país.

Para la primavera inicié mi
blog. Es decir estas líneas que estoy escribiendo. Lo armé con el fin de expresar mis opiniones acerca de las artesanías. También como medio para dar a conocer mis nuevos productos.

Me han quedado algunas piezas por aparecer. Cuestiones de salud y tiempo me han impedido llegar a realizarlas. La promesa conmigo es realizar estos proyectos para el año que está por empezar. Espero poder cumplir con mis promesas internas.


Mauricio Uldane
artesano entelador


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viernes, 7 de diciembre de 2007

¿Y las artesanías dónde están?

La palabra artesanía está bastante bastardeada. Muchos dicen que son artesanos cuando en realidad son meros revendedores. O peor, venden artesanías de otra persona adjudicándose los logros.

En mi paso por la zona de Plaza Cortázar lo he visto. Varios puestos de supuestos artesanos estaban plagados de piezas que no eran artesanías. Eran objetos, de alguna manera hay que llamarlos, comprados en la zona de Once. Las compran al por mayor para luego venderlas al menudeo. A esta gente el título de artesano le queda varios talles holgados. Son simples revendedores.

Con este tipo de accionar los que realmente laburamos con nuestras manos nos vemos perjudicados. Porque caemos en la misma bolsa a la hora de represiones policiales o juzgamiento de parte de la opinión pública.

Lamentablemente no todo el público reconoce una artesanía de un producto semiartesanal o industrializado con acabado manual. Eso pasa con los objetos que vienen del sudeste asiático. Las “artesanías” que entran en forma masiva y por toneladas de la India, Pakistán, Indonesia, Malasia o Vietnam, lejos están de ser auténticas artesanías. En su mayoría son productos seriados con una terminación a mano.

No digo que estos productos no deberían estar en el mercado. Lo que opino es que el público debe tener la información necesaria para no ser engañado. Tal vez habría que hacer un poco de docencia he informar a la gente que es una artesanía y que es un producto terminado a mano.

También hay que batallar con los precios. Una artesanía real tiene un valor. Acá no estamos valorando la pieza en cuanto a su calidad. Sino al trabajo manual que tiene. Lo que leen este blog saben como hago mis artesanías. Si no basta con ver “Artesanías bien terminadas”.

Si alguna artesana o artesano lee estas líneas me gustaría saber su opinión. Tal vez este equivocado en cuanto a mis apreciaciones. O no, y termine de comprobar cuán acertado estaba en mis apreciaciones.


Mauricio Uldane
artesano entelador

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viernes, 30 de noviembre de 2007

Artesanías sanadoras

Siempre he sostenido que hacer algo con las manos es terapéutico. Si sabemos usar bien las manos podemos convertirlas en las terminaciones de nuestras neuronas. Aunque la realización de nuestro trabajo manual no lo podamos mostrar a nadie.

Mantener nuestras manos ocupadas, también lo hace con nuestro cerebro. No lo libera sólo que lo pone a trabajar en otro nivel. Desenchufa en un lado para enchufar en otro lugar.

No siempre importa si lo hacemos bien o mal. Ya aprenderemos con la experiencia. Al principio todo cuesta y no es como deseábamos.

Muchos me dicen que no tienen paciencia para trabajos manuales. Tal vez porque se ponen metas muy altas y la expectativa se dispara. La cuestión es pensar para adelante y no en los resultados inmediatos.

La paciencia puede entrenarse si se logra controlar la ansiedad. Porque la ansiedad termina por corroer la paciencia. Quizás el peor mal de los tiempos que corren. Si logramos apaciguarla, la paciencia asomará como por arte de magia. Si domamos nuestra ansiedad tendremos buena parte del camino allanado. Hasta puede ser que dejemos de automedicarnos.

Cuando terminamos de hacer una pieza con las manos, desde el comienzo, el resultado final es emocionante. Puede que la pieza tenga defectos, pero la hicimos nosotros con nuestro esfuerzo. El tiempo dirá si podemos ser artesanos o mero hobbistas.

Si ya tenemos a raya la ansiedad puede que la creatividad comience a visitarnos más seguido. Si entramos en este sistema de trabajo: baja ansiedad, algo de paciencia y un poco de creatividad, ya estamos sobre rieles. Podemos acrecentar el mecanismo y lograremos que nuestra salud mejore. Hasta algunos encuentren una veta artística oculta o desconocida.

Los maestros de canto dicen que todos podemos cantar. Con el mismo criterio podría decir que todos pueden hacer trabajos manuales. Aunque algunos digan que son inútiles. Creo que es una cuestión de entrenamiento.

Mientras más usamos las manos para nuestras tareas mejor pensamos. A veces las manos parecen terminaciones exactas de nuestras ideas creativas. Puede que al principio pensemos algo y nuestras manos no nos acompañen. Démosle tiempo. Nadie nace sabiendo. Pero con un entrenamiento podemos lograr objetivos que no soñábamos.

Puede que la locura diaria disminuya con un poco de manualidad. No quiere decir que sea un remedio infalible, pero puede ayudarnos a que nuestras vidas sean un poco mejores.


Mauricio Uldane
artesano entelador

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sábado, 17 de noviembre de 2007

Nuevo producto

Los calendarios perpetuos se suman a la línea rústica que apareció a mediados de este año. De esta forma un nuevo producto se agrega a esta nueva línea de artesanías enteladas. En el futuro se irán incorporando otros modelos de piezas enteladas.

Básicamente es un calendario de uso diario para colgar de una pared. En su parte posterior tiene una banda de neoprene para evitar que se mueva al cambiar los días y meses del año.

La línea rústica nació como un desprendimiento de un encargue que me hicieron en febrero de este año. El payador
Jorge Gauna me pidió si le podía enmarcar unas ilustraciones de Eleodoro Marenco. Le sugerí que podía entelar los marcos con arpillera y la idea le gustó. Las ilustraciones estaban plastificadas así que no necesitaban vidrio para protegerlas.

Mientras hacía el trabajo de los marcos pensaba que podía hacer con los sobrantes de arpillera. Se me ocurrió que podía entelar algunas de las piezas que hago. La idea debo reconocer hace un tiempo que me daba vueltas por la cabeza. Pero me resistía un poco porque era algo que ya había visto. Lo que suelen llamar artesanías country.

Lo que busqué fue hacer algo rústico pero bien armado y con una buena terminación. Incluso traté de buscar telas cuadrillé que combinarán, para los interiores de cajas y baúles. Por ahora en cuadrillé celeste y blanco, más adelante pueden aparecer otras combinaciones.

Mi idea es que toda la línea de mis artesanías enteladas tenga un modelo rústico. El tiempo dirá si es posible tal proyecto. Por ahora la línea cuenta con cuatro modelos de piezas diferentes. Los
calendarios, los baúles (con dos modelos) y los cofres.



Mauricio Uldane
artesano entelador

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viernes, 9 de noviembre de 2007

Del artesano a su mano

Las piezas a medida del cliente suelen traerme muchas satisfacciones para mi ego. Además de alegrías para el o la que encarga la pieza en cuestión.

No siempre se tiene la oportunidad de hablar directamente con quien fabrica una determinada artesanía. Y si se logra dar con el verdadero artesano o artesana no siempre hacen piezas a medida.

Muchos modelos de mis piezas enteladas fueron un pedido especial de un cliente. Luego quedaron como objetos estándar. Si bien la diversidad de piezas puede ser un problema para algunos artesanos, no lo es para mí. Bienvenida la posibilidad de ofrecer a los clientes más
productos.

También suelo escuchar las sugerencias de amigos, parientes o conocidos. Pueden aportar ideas muy creativas o puntos de visita diferentes. Una pequeña caja que me encargó mi cuñado, para un uso muy específico, quedó como un
cofre chico con cierre. Este derivó en una alhajero chico para un cliente, que quería hacer un regalo. No sólo cambió el tamaño de la caja sino que incorporó en su interior un espejo y divisiones para guardar las alhajas. El color lo eligió el cliente y el interior de pana roja fue una elección mía. Una vez que terminé la pieza me gustó como quedó terminada. Así que será un modelo más en mi lista de piezas artesanales enteladas.

Si logro dar con el gusto del cliente en forma y color el éxito está asegurado. Soy feliz cuando el cliente es feliz. No sólo por la parte económica, sino porque he logrado despertar una serie de sensaciones placenteras en la persona que adquirió la pieza. Es un enamoramiento con el objeto. Contra eso no hay precio que valga. Si logro esto, estoy echo como artesano. Más allá del valor nominal de la pieza. El otro valor emocional no tiene precio, ni cifra que lo represente.

Tengo mis limites para hacer piezas a medida. No siempre tienen que ver con la capacidad de trabajo sino con el costo de la pieza. Tampoco puedo decir que hago cualquier cosa. Sé decir no. Algo que muchos argentinos y argentinas no saben. Cuando no puedo hacer un trabajo o este le va a costar un disparate no lo hago. Prefiero decirle que no a la clienta o cliente a mentirle. La franqueza ante todo. Como siempre, no engaño a los clientes con los materiales que uso. Si es cartón, fibrofácil o plástico se lo digo. No vendo gato por liebre porque no me gusta que me lo vendan.

Para los que lean esto saben que en un lugar de la Argentina, en la provincia de Buenos Aires, dentro del Gran Buenos Aires y en la ciudad de San Miguel hay un artesano que hace piezas enteladas a medida. Sólo basta con comunicarse conmigo.

Mauricio Uldane
artesano entelador

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sábado, 3 de noviembre de 2007

“¿Y dónde vendes?”

La pregunta que siempre me hacen luego de ver algunas de mis artesanías enteladas. La respuesta la encontrarán en las siguientes líneas. Pero, como decía Jack: “vamos por partes”.

Hacia mediados de 1998 tuve la peregrina idea de armar unas carpetas para dar a conocer mis trabajos. Me fui a lo que ahora llaman graciosamente Palermo Soho y que para mí sigue siendo Palermo Viejo. Allí hace casi diez años no existía la movida de diseño textil. En esos tiempos la movida era de diseño de decoración y arte.

Dejé en varios locales esas carpetas con fotos y textos explicativos de mis piezas artesanales. En aquella época sólo hacia piezas únicas. Los locales que visité fueron (los que me acuerdo): Claroscuro, Gara, Calma Chicha y otro local en una esquina de Serrano a media cuadra de la Plaza Cortázar. La mejor respuesta fue en Claroscuro: “muy buenos sus trabajos, pero este año no estamos comprando a ningún artesano”. Nadie pidió ver alguna de mis piezas. Una cosa es ver una foto y otra muy distinta es el producto en vivo y directo. Una sola excepción: el local que no recuerdo el nombre y que no existe más pidió ver algo de lo que hacía.

Le llevé un aparador en miniatura que había hecho para ser exhibido en una vidriera de un comercio de Muñiz, cosa que nunca ocurrió. Me acuerdo que hablé con una tal Raquel. El comercio en cuestión importaba “artesanías” del lejano oriente. Léase India, Tailandia o Pakistán. Artesanías que no son tal. Lo que hacía esta mujer era comprar en el exterior al por mayor para vender y distribuir en el interior del país.

Cuando vio la pieza me preguntó cuanto tiempo me había demandado de trabajo. Le contesté que seis semanas. Me dijo que ese tipo de piezas era muy difícil de vender en locales o ferias artesanales. La única forma de venderlas era trato directo con el comprador. No le creí. Incluso me dijo que si fuera Nueva York tendría posibilidades de algún éxito. A lo que le respondí que si fuera Nueva York sería un latino inmigrante.

El tiempo lamentablemente le dio la razón. Hasta el momento de escribir estas líneas no he podido vender mis piezas en locales dedicados a las artesanías. Sólo he logrado colocar
baúles chicos en un comercio de San Miguel dedicado a la venta de café, chocolates y bombones. La dueña logró venderme esas piezas con un cuarto de bombones en su interior.

Dos factores son los preponderantes en estas ventas: la dueña no ganaba porcentaje alguno sobre el producto y por otro lado no era un negocio del ramo de las artesanías. Como ocurre en buena parte del Gran Buenos Aires la dueña del local tuvo que dejarlo por el alza del alquiler. Mudó el local a su casa en un barrio no céntrico de una localidad vecina.

Los comercios dedicados a regalería, decoración o venta de artesanías pretenden, en la mayoría de los casos, armar su local con el laburo de los artesanos y las artesanas. Porque esta gente toma en consignación las piezas artesanales.

El otro grupo quiere ganar a cuesta de nuestro trabajo. Con un porcentaje de 50% de ganancia sobre el precio de costo es difícil vender. A mí me costaría vender un
buzón alcancía con ese sobreprecio. La pieza la vendo a $35. Un precio razonable pero con esos porcentajes es complicado lograr ventas. El otro problema es que no tienen el chiste de hablar con la artesano o el artesano para conseguir un precio más bajo por cantidad.

Creo que el principal obstáculo es que los dueños o dueñas de locales no son artesanos. Ven las artesanías de calidad como un producto industrializado y no alcanzan a comprender el trabajo de las piezas.

Mis piezas son numeradas y fechadas. Para más datos el
buzón alcancía, del ejemplo anterior, me demanda una semana de trabajo. De esa forma queda con un acabado y una terminación de calidad. No creo que el precio sea un disparate. Por eso digo que los comerciantes no tienen en cuenta estos datos para vender.

Contra lo que los comerciantes suponen hay un público que desea adquirir piezas artesanales de calidad. Además de conocer algunos datos acerca de la construcción. Por ejemplo mis
portarretratos están armados en fibrofácil en una sola pieza. Con lo cual si por accidente se cae al piso no se desarma como un castillo de naipes.

Volviendo a la pregunta del título. La respuesta es: trato directo con el cliente. En marketing le dicen venta directa. Además el público que compra es de clase media trabajadora. Más para abajo en la escala social, que para arriba. El público de alto poder adquisitivo, el ABC1, no compra lo que hago. No me pregunten por qué. No lo sé.

Estuve yendo a Palermo Viejo durante unos cinco meses entre los años 2005 y 2006. Totalmente ilegal en la calle Honduras. Para más datos al 5050, en el frente de la casa Ratti. Lo único que vendí fueron
buzones alcancías tanto a argentinos como a turistas extranjeros. Siempre al mismo precio para los dos públicos. Los mejores días de venta lograba colocar tres buzones. El mejor fin de semana vendía cuatro buzones en dos días. Cómo se ve una venta “estupenda”.

Por eso insisto con la venta directa y el trato con el cliente. Explicando como está armada la pieza y que materiales fueron los empleados. Eso funciona pero es mucho más lento en los resultados. Los clientes satisfechos vuelven o recomiendan.

Para finalizar si alguien que lee estas líneas y tiene una idea acerca de porque no funciona la venta de artesanías de calidad en los comercios del ramo, hágamelo saber. Deje su comentario. Puedo estar equivocado y no saberlo. Lo que sí se es que mi trabajo vale. También vale mi dedicación y mi pasión en mi trabajo. Hago esta tarea artesanal porque la siento como algo que estuve buscado durante mucho tiempo. Reconozco que es mi camino a seguir, además de recibir el reconocimiento de muchas personas. Por eso creo no estar equivocado en la tarea elegida. Tal vez erré la senda de la comercialización.


Mauricio Uldane
artesano entelador

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sábado, 27 de octubre de 2007

La creatividad nuestra de cada día

A veces algunas personas me preguntan cómo se me ocurre tal o cual objeto. La verdad que la inspiración suele asaltarme en el baño, en la cama o cuando camino. No hay una regla fija. Hay artesanías que nacen por una necesidad otras como un regalo de cumpleaños. Así nació el buzón alcancía (Buzonela), tal como lo conté en Vendo buzón en buen estado.

Las mayorcitas y los mayorcitos recordarán los disquetes de 5 y ¼ de pulgadas que usábamos en las viejas XT o AT. Para quienes por su edad desconozcan que estoy describiendo los invito a investigar o averiguar sobre el tema. Volviendo a los viejitos y viejitas, ¿se acuerdan de las cajas en que venían esos discos? Como tenía varias y no sabía que hacer las convertí en
tarjeteros con imanes para la puerta de la heladera. Por supuesto que eran de cartón, que reforcé y luego entelé. Con el tiempo llegué a hacerlos de fibrofácil (MDF).

Una idea que resultó exitosa. Aunque no siempre lo creativo funciona en el mercado de las artesanías. Unas amigas me pidieron si podía hacer un portarrollos de papel de cocina. Lo que salió lo terminé bautizando mingitorio erecto. Hasta la fecha no he vuelto a realizar portarrollos. Es una deuda que tengo conmigo.

A principios de este año y luego de revolver en algunas cajas dimos en mi casa con rollos de papel de 57 milímetros por 30 metros. Estos rollos son los que usan las calculadoras de mesa. Aunque estos estaban empezados o amarillentos. Decidí darle utilidad a los rollos armado un anotador con imanes para la puerta de la heladera. Un éxito que devino en dos modelos más: con patas para mesa y con gancho para colgar en la pared. Así nacieron las
anotadelas, anotamelas y anotapelas.

Las ideas pueden venir y estar un buen tiempo dándome vueltas por la cabeza hasta alcanzar su maduración. Otras veces algo que veo en la calle dispara una serie de conceptos en mi cerebro que se van uniendo hasta lograr definirse como objeto. De esta forma nació el
saquelate o aparador de té. En un negocio que vende artículos de fibrofácil (MDF) vi un mueblecito que provocó una cataratas de ideas mientras caminaba por las calles de San Miguel. Las ideas se unieron para, luego de un par de días, darle la forma definitiva que obtuvo. Este nació para un regalo de cumpleaños y ya ingresó a la lista de productos entelados.

La creatividad no se puede transmitir, ni copiar. Sí puedo enseñar las técnicas para armar una artesanía entelada. La necesidad de satisfacer un pedido de un amigo o amiga puede disparar mi creatividad. Otras veces una clienta o cliente me hace un pedido concreto de una caja o baúl y el mecanismo se pone en marcha para lograr definir el producto deseado.

Hay ideas que tardan mucho tiempo en concretarse por diversas causas. Lo que sí tengo en claro es que si el producto no me gusta no lo hago. Además debe pasar por la critica de familiares y amigos. Cuando veo que el objeto en cuestión despierta la atención de los otros, significa que estoy por el buen camino. Mostrar que lo que hago es una práctica que sirve para testear el nuevo producto.

Algunas artesanías pueden ser muy originales e innovadoras pero no tienen respuesta en el público. La gente necesita conocer cual es su uso. No siempre pueden imaginar la función de determinados productos. Siempre hay que explicar su uso. A veces se sorprenden otras no logran enfocar la practicidad. Es una larga docencia. El trato directo con el cliente o clienta es fundamental para tener éxito. Por lo menos en las artesanías que salen de mi creatividad.

Mauricio Uldane
artesano entelador

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jueves, 18 de octubre de 2007

Los materiales y su lenguaje

Los materiales con los que trabajo tienen diversas procedencias. Algunos vienen o van a parar a la basura. Para muchos mortales pueden ser desechos para mí son objetos a convertir en artesanías.

No siempre trabajo con materiales desechables a veces uso telas que cumplieron su ciclo de vida. Por ejemplo un jean viejo, gastado, manchado y con algunos agujeros. Lo puedo convertir en la piel de una caja o un calendario. Mis amigas y amigos me guardan los pantalones de denim (jean) que no usan más. Me encargo de desarmarlos para su posterior utilización. Algunas veces los utilizo del derecho y otras del revés. Depende del estado de deterioro que presenten.

La palabra reciclado está muy usada y bastardeada al igual que la palabra artesanía, por eso prefiero hablar de reprocesado o reutilizado. Porque la idea base es que no se sepa el origen del material que integra la pieza entelada. La mayoría de las veces debo explicar con que materiales fue armada la artesanía en cuestión.

En otras ocasiones compro telas, cartones o fibrofácil (MDF) nuevos. Depende de la ocasión o del efecto que quiera lograr en el acabado de la pieza que estoy armando.

Los cilindros que integran los buzones alcancías (ver Vendo buzón en buen estado) son material desechable que va a parar a la basura.

En un principio trabajaba solamente con cartones nuevos o usados. Era un purista del cartón y hacía mis trabajos solo con cartón que luego entelaba. El purista en las artesanías es un señor encerrado en un cuarto muy estrecho. Con el tiempo me di cuenta que estar un poco contaminado es muy saludable para las artesanías. Ahí empecé a incorporar otros materiales de diversa índole. Desde plásticos a hierros pasando por maderas hasta llegar al fibrofácil (MDF).

Al fibrofácil llegué por un amigo, Marcelo Mistó, que me trajo un día unos pedazos grandes sobre el techo de su auto. Los había recogido la madre de él en la calle. La madre de mi amigo vivía cerca de los estudios de Canal 9. Lo que mi amigo me trajo fueron partes de las escenografías de los estudios de televisión. En su mayoría fibrofácil (MDF) de 3 y 5 milímetros pintados en una de sus caras con látex. Por ese entonces estaba saliendo de mi etapa purista de cartón.

Con el tiempo incorporé poco a poco este nuevo material que mi amigo me trajo creyendo que era cartón. Probé y probé hasta que lo asumí como un nuevo elemento en el armado de mis artesanías enteladas.

Los materiales tienen su lenguaje propio solo hay que saber escucharlos. No es que hable con un pedazo de cartón o con uno de fibrofácil, lejos estoy de hablarle a una tostada. Si no que los diferentes materiales tienen su comportamiento y adaptación para llegar a lograr lo que quiero. Hay que conocerlos y saber cuales son sus virtudes y defectos. No se les puede exigir una prestación distinta para la cual fueron diseñado. Respetando sus cualidades se pueden lograr efectos sorprendentes. Luego está en nosotros lograr que parezcan lo que no son.

Los materiales deben ser respetados en su esencia de lo contrario se los obliga a comportarse de otra forma. Si sabemos usarlos pueden sernos muy útiles para lograr nuestro cometido. No hay que pelearse con los materiales.

No es filosófico, sino que hay que entender las cualidades de los materiales que vamos a usar en nuestros trabajos. Si entendemos estas simples reglas los resultados obtenidos pueden ser muy buenos.

Mauricio Uldane
artesano entelador

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miércoles, 10 de octubre de 2007

Artesanías bien terminadas

El tiempo y la experiencia me han llevado a darle una buena terminación final a mis piezas artesanales. Con el correr del tiempo me fui dando cuenta que una artesanía no sólo tiene que ser original sino que debe estar bien terminada.La gente suele valorar el acabado final de una pieza artesanal. No es cosa de hacer artesanías que a los dos días de compradas se desarmen cual castillo de naipes. Los compradores aprecian que lo que adquieren, más allá del valor desembolsado, esté bien armado. Sobretodo si la pieza en cuestión va tener un uso diario o periódico. No es cuestión que a la tercera vez que abra la caja se quede con la tapa en la mano. O aquella caja de té donde el vidrio se quedó dentro de la caja, cuando levantó la tapa para sacar un saquito. Por esto último es que si armo una caja de té, con vidrio en la tapa, le pongo un marco con tornillos para que en caso de rotura, el vidrio pueda reemplazarse.
Pienso desde el lugar de clienta o cliente. No me gustaría comprar algo y luego sentirme estafado. No hago las artesanías para safar de la situación económica, las hago porque me gusta y amo lo que hago. Le pongo pasión, un poco de obsesión, otro poco de habilidad manual y algo de experiencia. Todo regado con creatividad y originalidad. Ser original, o tratar de serlo no es una tarea ni fácil, ni sencilla.
Muchas de mis piezas ni remotamente las inventé, ya estaban dado vueltas por el mundo, solamente les di una vuelta de tuerca. Como un calendario perpetuo de pared, lo que hice fue entelarlo en jean y corderoy usados. Por eso digo que no inventé la pólvora sino que le hice un envase más lindo.
La solidez de una caja es importante a la hora de usarla cotidianamente. Por esto las cajas las hago yo. Compro retazos de fibrofácil (MDF) para armar la caja. De ninguna manera compro una caja hecha. Primero por que las que suelen vender en los comercios del ramo están muy mal armadas. Segundo porque las que sí están bien armadas son muy caras. Además las armaron para ser pintadas, patinadas o dejarlas en crudo y yo las necesito para entelarlas.
Desde que armo una pieza estoy pensando como va ha quedar terminada. También tengo presente que problemas aparecerán en el armado.
Otro detalle que la gente mira de una caja es si tiene patitas. Patitas que pueden ser de goma eva, neoprene o pañolenci. Le pongo esas protecciones para evitar rayones en las superficies de apoyo.
Mi grado de obsesión llega a barnizar las bisagras de las cajas. En un principio las cajas las armaba con bisagras de bronce. Pero cuando llegó la crisis del 2002 tuve que resignar el bronce por el bronceado. Busqué unas bisagras de hierro bronceadas de buena calidad. Para evitar su posible oxidación las barnicé. Este detalle muestra mi consideración por el acabado final de una pieza.
Muchos me dicen que es un gasto no redituable. Pero para mí lo que reditúa es saber que las clientas o los clientes se van satisfechos con su compra, y muchas veces vuelven a adquirir mis artesanías enteladas.
El mayor elogio que puedo recibir de parte de la gente es: “que bien terminada que está”. Cuando no pueden distinguir donde empieza una tela y continúa la otra. El objetivo está logrado, de ahí puede venir el enamoramiento por la pieza. Misión cumplida o como decía Aragón, en el “Juego de la oca”: “prueba superada”.

Mauricio Uldane
artesano entelador

jueves, 4 de octubre de 2007

¿Por qué no puedo tener mi propia marca?

Eso es lo que pensé a principios de los ´90. Estaba harto de las marcas. Me refiero a las marcas expuestas. Nosotros los clientes les hacemos publicidad gratis a las marcas. Todo el tiempo estamos viendo marcas de los más variados rubros.

Tom
é la decisión de crear mis propias marcas en contra de esa tendencia. Además coincidió con mi deseo de hacer productos con las manos. Es decir realizar productos artesanales que no fueran desechables. Me molesta el use y tire. Por eso estos dos conceptos: las marcas y lo artesanal, van de la mano.

También por
aquella época, la era Menem, todo se importaba hasta lo más sencillo y fácil de fabricar. Lo “made in” me tenía harto. De ahí nació mi “Made in San Miguel” que a partir del 2002 cambió al “Hecho en San Miguel, Argentina”, como defensa a lo producido en el país.


Las marcas y el origen de las piezas nacieron como una humorada y han quedado como un estilo o firma. Desde el principio las piezas que armaba tenían nombre como marca. Todas con la terminación “ela” porque las piezas estaban recubiertas de tela. Algunas veces las marcas quedan como un trabalenguas, pese a todo la gente se divierte con ese pequeño chiste.

Como nombre de empresa había creado “Todo Tela”. Todo con un gran chiste. Hoy por hoy la denomino como “Artesanías enteladas de Mauricio Uldane”. Dando prioridad a darle un nombre y apellido a las piezas que salen de mis manos. No siempre los artesanos le dan un nombre a sus artesanías y menos le poden su nombre y apellido. Creo que es un gesto de compromiso. Al ponerle mi nombre y apellido a las piezas que salen de mi creación asumo una responsabilidad. La gente que adquiere una de mis piezas sabe que tipo de producto se lleva a su casa. Además tiene alguna forma de comunicarse conmigo.

Mi idea como artesano es que quien compra una pieza vuelva por otra. O que me traiga un nuevo cliente por una recomendación o porque vio la pieza en la casa de alguien.

Es un juego y como tal está hecho para divertirse. El primero que goza con este juego soy yo. Pero, si divierte o entretiene a alguien más, mejor así. Si podemos pasar esta existencia un poco mejor porque no hacerlo, aunque sea con una pavada como esta.

Mauricio Uldane
artesano entelador

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jueves, 27 de septiembre de 2007

Vendo buzón en buen estado

El primer buzón alcancía que armé fue a mediados de 1999. Lo hice para Quique Pesoa, un juntador de cosas viejas, no de antigüedades. Le regalé algo antiguo, pero hecho en la actualidad. Para este primer buzón recurrí a la memoria y por eso la puerta la hice al revés. Más tarde investigando fotos me di cuenta del error. La alcancía buzón tenía en su interior la saca en donde caen las monedas. La bolsa en cuestión se puede sacar del interior y cerrar la boca por medio de una soguita.

 
Mi cuñado, Marcelo Ramírez, empezó a decirme que él también quería un buzón alcancía. Lo tuve dos años penando. Un día se me apareció por casa con un cilindro de cartón de más de un metro de alto por 15 centímetros de diámetro. Ya no podía negarme a construirle un buzón. Puse manos a la obra y para su cumpleaños, en 2002, le regalé su ansiado buzón.

 
Al cumpleaños de mi cuñado vino una amiga en común, Inés Dzienczarski, cuando vio el buzón quiso uno de inmediato. “No tan grande, uno más chico porque quiero empezar a ahorrar”, palabras de mi amiga. Ahí comenzó otra etapa. Para el cumpleaños de ese año no se lo hice, tuvo que esperar al año siguiente.

Para entonces había conseguido otro tipo de cilindro o cono de cartón que me permitió armar el buzón con cerradura, tal como le había hecho a mi cuñado. Así fue como el 8 de abril de 2003, cumpleaños de Inés, se convierte en la fecha de inicio de la serie de buzones alcancías con cerradura.Ese día tenía que concurrir a mi odontólogo, el Dr. Carlos Alonso. Al cual le mostré el regalo para mi amiga Inés. Quería que se lo dejara. Tuve que explicarle que era un regalo para una amiga que cumplía años ese mismo día. Lo convencí y arreglé hacerle otro buzón, lo quería para su nieto.

Mi día siguió con una visita a la radio. Por aquel tiempo Quique Pesoa tenía un programa, “La vereda”, en Radio de la Ciudad (OnceDiez). Mostré el buzón y otra vez el mismo efecto: “quiero uno”. Esta vez la que me pedía un buzón era Pupi Neufeld, locutora de la radio. Nuevamente accedí a hacerle otro buzón que le regalaría a una amiga.Mientras viajaba a la casa de mi amiga Inés pensaba que algo había en los buzones que atraía a la gente de esa manera. Para eso mi amiga ya sabía que le llevaba de regalo un buzón. Le mostré el buzón a Pesoa y este lo describió al aire, como solo él sabe hacerlo. La madre de mi amiga era oyente del programa y la llamó por teléfono para contarle lo del buzón.

Esos buzones eran más altos que los actuales. Por pedidos de varios potenciales clientes reduje el tamaño y el precio. De estos buzones hice 12 piezas hasta la fecha. De los otros, los actuales más petisos, tengo armados, hasta el momento de escribir estas líneas, 87 piezas.De mi paso por las calles de Palermo Viejo nacieron los buzones para guardar billetes, además de monedas. Los clientes que visitaban la zona me pedían buzones para ahorrar billetes en cambio de monedas. Tuve que modificar las gargantas, así se denominan las entradas, de los buzones. Ya que los normales tienen una aleta interna que impide sacar la moneda que se metió, salvo que se abra la puerta.

A mediados de este año incorporé los otros colores históricos de los buzones. Me tomé el trabajo de acercarme al Museo Postal y Telegráfico para averiguar datos técnicos de los buzones. Allí Soledad Maidana y Carlos Barba me atendieron muy bien, dándome toda la información que les solicite.
La idea era hacer una serie de buzones pintados en amarillo y negro y en azul y amarillo, colores que fueron usados por el correo oficial en diferentes etapas de la historia de la empresa postal.

Así llegamos al 2007 con tres años haciendo y vendiendo buzones a la gente. Clientes que compran contentos y algunos hasta reinciden en la compra.El fenómeno buzón tiene distintos motivos que mueven recuerdos o sentimientos. Para los más viejos les recuerda los buzones de las esquinas. A otras personas les rememora las cartas que dejaban en su interior cuando eran muy chicos y algún adulto tenía que alzarlos para poder ingresar el sobre. Muchos recuerdan como ahorraban en buzones alcancía de lata o plástico en su infancia.

Los sentimientos son cálidos y afectuosos para con los buzones alcancías. Los buzones están muy presentes en la memoria colectiva de los argentinos. Aunque para algunos es una cosa del pasado, sin embargo en algunos barrios de la ciudad de Buenos Aires siguen prestando su servicio al Correo Argentino.Por eso sigo vendiendo buzones, y la gente los compra contenta.

Mauricio Uldane
artesano entelador

San Miguel, Buenos Aires, Argentina

jueves, 20 de septiembre de 2007

De cómo empecé a entelar objetos

Todo comenzó a principios de 1994 cuando tenía que armar una caja de cartón y no tenía nada en buen estado. Decidí tapar con tela los daños del cartón. Uno aprende de los políticos. Un buen maquillaje tapa todas las viejas imperfecciones.

Así inicié una actividad, como un juego, hasta el día de hoy. En un principio fue un pasatiempo que combinaba con mi actividad laboral. Por aquellos tiempos trabaja como operador en pantalla armando una revista económica en una editorial especializada.

Más tarde al quedarme sin trabajo, ya que a la editorial le resultó más barato despedirme que blanquearme, me dediqué de lleno a la actividad artesanal. Tuve otros trabajos temporarios, pero duraron como un caramelo en la boca. De más está decir que durante la era Menem me despieron tres veces, de diferentes trabajos. En el último despido me quedé afuera del sistema. Uno es viejo antes de los 40 años.

A partir del 2002 me aboqué de lleno a tratar de vivir de mis artesanías enteladas, no siempre con buen éxito. Pese a todo sigo empecinado en lograrlo.

La técnica es sencilla: por ejemplo, me propongo hacer una caja de fibrofácil (MDF) y en cambio de pintarla la entelo. Lo hago por fuera y por dentro. Lo puedo hacer con una tela como el denim o jean. O puedo usar alguna variedad de algodón o lienzo y pintarla con acrílico.

La primera cosa que entelé, tal cual lo hago ahora, fue una cómoda en miniatura. La hice en cartón y madera balsa. La entelé en lienzo y luego la pinté en su totalidad, incluso en su interior. De esta manera logré una mayor resistencia al paso del tiempo.

Esa cómoda fue un regalo de cumpleaños. Hace unos dos años la dueña que pidió que le cambiará el color para que le hiciera juego con la decoración de su casa.
La cómoda fue el arranque de una variedad de objetos que van desde cajas a baúles, pasando por calendarios perpetuos y relojes para terminar en un buzón alcancía.

Con el tiempo y la crisis incorporé la posibilidad de entelar sin pintar. Usando para ello telas de jean, corderoy, pana sintética o lycra entre otras.



Los materiales que uso para mis artesanías proceden de diversos orígenes. Desde materiales que son destinados a la basura por cualquier mortal hasta productos nuevos sin uso. Sin embargo la mayoría de las telas que utilizo son usadas. Por ejemplo jean viejos, sábanas usadas o medias rotas. Esto no quita que también, dada la ocasión, trabaje con telas nuevas.

Mi objetivo al usar materiales de descarte no es reciclar, sino transformar. Difícilmente el destinatario o posible comprador de una de mis artesanías descubra con que material esta hecha la pieza. Puede sospecharlo pero no tiene la certeza. De ahí parte de mi trabajo posterior es el de contar cómo fue armada la pieza en cuestión.

La idea base de mis artesanías es: un poco de arte o diseño para una pieza de uso cotidiano. El objetivo final es de alegrar un poquito la vida diaria. No porque sea una artesanía debe ser rústica y mal terminada. Todo lo contrario, para diferenciarse del resto hay que hacer una pieza bien terminada y de buen gusto.

Mauricio Uldane
artesano entelador

septiembre 2007
San Miguel, Buenos Aires, Argentina
http://entelados.weebly.com/