lunes, 31 de enero de 2011

¡Vendí el reloj!

Sí, después de de más de cuatro años vendí el Relojela de mesa de jean y corderoy. Lo había armado en septiembre de 2004 y estuvo todo ese tiempo esperando su dueño o dueña.


Se fue como regalo de aniversario de casamiento. El consuegro de un muchacho, que estaba trabajando en casa, cumplía ese sábado sus 30 años de casado. No sabía que regalarle, no se decidía por un presente acorde con el aniversario.

Le solucioné el problema ofreciéndole, medio en broma, el reloj de mesa que dormía plácidamente esperando a alguien que lo adquiriese.



Al lunes siguiente le pregunté como le había ido con el reloj y me dijo: "quedé como un duque". Por suerte para él, para su consuegro y para mí el regalo le encantó a todos.



En estos casos la alegría es doble. Por un lado el cliente queda bien con el presente. Por otro lado el que recibe el regalo queda contento. Por último quedo satisfecho porque lo que hice con tanto amor y pasión, que sirvió para alegrarle la vida a alguien, lo cual no es poco.



Cuando esto sucede siento revalorizar lo que vengo haciendo hace tanto años. Es como retroalimentarme y darme más fuerza y entusiasmo para seguir por el mismo camino.



Mauricio Uldane
artesano entelador