sábado, 15 de marzo de 2014

Saquelita de arpillera

Si el público no ve mis artesanías enteladas no termina de apreciar texturas, terminaciones o pesos. Eso la mejor fotografía no logra transmitirlo. Gracias a que mi hermana, Alejandra, llevó dos cajas de té chicas a su trabajo, las terminó vendiendo a sus compañeros de oficina.

Les cuento esto para que entiendan cómo es que funciona esto de ver, tocar y admirar. En los años que vengo entelando diferentes tipos de objetos noto la imperiosa necesidad, de muchas personas, de tocar mis artesanías enteladas. No porque la haya hecho yo, sino por lo que transmiten a las personas.


Volviendo a mi hermana y sus compañeros de trabajo, les cuento que una compañera se quedó con la caja de té chica, llamada Saquelita, que esta entelada en su exterior por tela de arpillera. En cambio el interior está entelado con una tela cuadrillé naranja y blanca.

La Saquelita tiene cuatro divisiones en su interior para alojar los saquitos de té en forma vertical. Aproximadamente entran unos 6 o 7 saquitos en cada división con lo cual tenemos una capacidad total de entre 24 a 28 saquitos, más o menos.


Toda la caja está construida en MDF (fibrofácil) y la base es de mayor grosor para soportar el peso de la tapa, que abre a 90º porque tiene topes en la parte trasera. Esto evita que las bisagras se aflojen.

En la base cuatro patitas de goma eva nos evitan dañar las superficies de apoyo. Además a modo de protección la caja tiene dos molduras que le dan toda la vuelta a los lados. De esta forma se protege aún más la caja de té entelada en tela arpillera.


Otro detalle es que el marco que sujeta el vidrio de la tapa puede removerse con solo quitar los cuatro tornillos. Esto es útil en caso de rotura del vidrio o si quisiéramos lavarlo porque está muy sucio. Armo mis artesanías enteladas, son “mis” porque siguen siendo mías aunque las venda, pensando en que las voy a usar yo. De esta forma me garantizo que las construyo a consciencia. Algo puede salir mal. Pero no fue para abaratar costos. Tal vez fue una falla de diseño o en el uso de los materiales inadecuados.

Esta caja fue confeccionada en el año 2010 y no se logró vender hasta ahora, en 2014, por eso es que no repongo estas artesanías enteladas. Simplemente porque no se venden. Muchas han recorrido encuentros de autos, ferias y demás lugares sin conmover las billeteras del público presente.


No quiere decir que las dejaré de fabricar. Todo lo contrario, si algún cliente me pide una pieza determina la construyo sin reparos. Pero no las repongo para hacer stock porque no tienen salida. Prefiero apuntar mis manos a productos que se venden con más frecuencia y ameritan tener un stock. Por ejemplo: los buzones alcancías en sus tres medidas: chico, mediano y grande.

A los clientes que me piden alguna pieza, de la cual no tengo existencia, les pido paciencia para que se las construya. No tengo problemas en hacerlas, es parte de mi pasión por entelar.

Mauricio Uldane

Artesano entelador