jueves, 1 de abril de 2010

Mi tiempo vale

La gota que rebalsó el vaso fue una consulta por un buzón de 30 centímetros de diámetro. Me tomé el trabajo de averiguar por los materiales para hacerlo, e incluso molesté a terceras personas para conseguir el caño, que necesitaba para armar el buzón mencionado.

Le informé todo esto al supuesto cliente y me contestó que lo quería para su casamiento, el 20 de marzo. Cuando le mandé, otro mail, con el precio, tiempo de trabajo y demás, nunca tuve respuesta.

Nuevamente le envié un correo donde le decía que me ratificara, para poder seguir con la búsqueda de materiales y el armado, la respuesta que obtuve fue: silencio de radio. Nunca hubo respuesta de su parte.

No es la primera vez que me pasa y seguramente no será la última. Lo que me molesta, y mucho, es la falta de respeto por mi tiempo. Ahora estoy con mucho tiempo libre, por mi descanso médico, y tal vez por eso lo he revalorizado mucho.

De Artesanías enteladas


No pido gran cosa, sólo quiero que respeten mi tiempo como artesano. Si me tomo el trabajo de contestar y evacuar dudas, quiero que respondan, por sí o por no. Aunque los argentinos tenemos un problema grave: no sabemos decir “no”.

La falta de respeto por mi tiempo me ha pasado con particulares, con revendedores y con empresas. Como se ve no es una falencia de un tipo de persona en particular. En general ha ocurrido con pedidos por piezas a medida. No sé que no les gusta, si el precio o el tiempo de demora en el armado. Al no tener respuesta no puedo conocer el problema.

Por eso a partir de ahora cuando alguien consulte por piezas a medida, mi respuesta será que sin confirmación, de parte del futuro cliente, y sin el pago adelantado del 50% del valor de la pieza: no hay trabajo posible.

Tal vez siendo más rígido y exigente tenga la atención de estas personas, que no respetan el tiempo y el trabajo de los demás.

Mauricio Uldane
artesano entelador