miércoles, 30 de abril de 2008

De cómo empecé a pintar y terminé entelando

La historia de entelar tiene un principio. Allá en los inicios de la década del 90 tuve un percance con una camisa de trabajo.

Estábamos con mi cuñado en el techo de mi casa pintado un caño cuadrado con pintura convertidora de óxido. Nos apuraba un cielo que presagiaba una tormenta. Como dicen en el campo: “azul como sobaco de libre”. Así estaba el cielo.

En el apuro por terminar antes de la lluvia, a mi cuñado se le volcó parte de la pintura sobre mi camisa blanca de trabajo. Quedó salpicada en un costado. Algo dentro de mi cabeza hizo clic. Igual lo puteé porque me ensució.

Pasaron unos meses, no puedo precisar el tiempo, cuando en una telenovela que veía mi madre por Canal 13, “Apasionada”, en un capítulo un personaje hace una mención a pintar en tela.

Ahí mi cabeza vuelve al echo de la camisa manchada y nace una imperiosa necesidad de pintar en tela. Comienzo a investigar sobre técnicas y pinturas. Compro pinceles y lienzo para poder hacer mis primeras armas. De a poco fui pintado con la ayuda de dibujos calcados o de esténciles.

Al principio tenía dudas sobre mis trabajos pintados a mano, pero al no ver malas caras seguí avanzado con trabajos más complejos. Pinté desde remeras a buzos pasando por billeteras y manteles.

El 31 de diciembre de 1993 estrené mi primera remera pintada con una Mafalda de Quino dibujada en mi pecho. La inauguración tuvo mucha aceptación y eso influyó para que continuara en estos menesteres.

Más tarde comencé a armar cajitas que luego pintaba con acrílico decorativo. ¡Sí cartón pintado! Ese fue el inicio del armado de piezas. Claro que no eran enteladas.

A principios del año 1995 quería hacerle una caja, como regalo, para mi hermana en su cumpleaños y el cartón que tenía no estaba en buen estado. La falta de tiempo y la escasez de dinero, dos cosas que suelen ir de la mano, me obligaron a entelar y pintar la pieza. Uno aprende de los políticos en este bendito país. Que mejor que tapar con algo que llame la atención un fondo que está un poco sucio...

Esta caja es el inicio de mi actividad como entelador. Luego a mediados de ese año armé mi primera pieza: una cómoda en miniatura. Ya no pude parar la producción hasta el día de la fecha.

Muchas veces, sobretodo en los inicios, pensaba cuánto me iba a durar la creatividad y las ideas. Hoy puedo asegurar que nunca. A veces parece que las ideas se agotaron, pero de repente se retroalimentan y surgen con más fuerza.


Mauricio Uldane
artesano entelador

jueves, 24 de abril de 2008

Nuevos integrantes de la línea rústica

Ahora se suman a la lista de artesanías rústicas dos nuevos modelos: un anotador y un reloj.

La anotadela es un
anotador con imanes para colocar sobre una superficie metálica, como la puerta de la heladera. El rollo es de medida estándar para poder reemplazarlo con facilidad.


En cuanto la relojela es un reloj de pared con el frente desmontable para poder cambiar el vidrio en caso de rotura. La máquina del reloj funciona con una pila AA.


Para más datos de estos nuevos integrantes de la gran familia rústica, la más áspera del mercado, pueden consultar en la página:

http://mauulda.googlepages.com/rustica

Hasta la próxima comunicación con novedades enteladas.


Mauricio Uldane
artesano entelador

jueves, 17 de abril de 2008

El estilo marca la diferencia

Anteriormente he escrito sobre la creatividad y la originalidad de las piezas artesanales. Pero nada he dicho sobre el estilo.

¿Cuántos artesanos y artesanas tienen estilo propio? Pocos y pocas pueden decir que tienen un estilo que los identifique. Muchos parecen bocas de expendio, todos ofrecen el mismo producto con un estilo igual y unificador.

El estilo hace a la diferencia de un artesano a otro. El estilo puede ser muy personal o responder a algo más tradicional, pero marca la diferencia.

Uno tiene que buscar ese estilo que lo identifique del resto. Sobresalir de la masa tal vez sea la marca. Ahí entra a tallar la originalidad.




El estilo que uno tenga puede no ser del agrado de todo el público pero hace a la marca personal del trabajo artesanal. Como decía una vieja publicidad de zapatillas: “con la marca en el orillo”. Esto demuestra los años que porto en mi DNI.

En mis comienzos copiaba Mafaldas que luego pintaba en remeras, buzos o billeteras. Así comencé a dar a conocer mis pinturas en tela. Esto es la prehistoria de mis artesanías enteladas que iban a aparecer casi dos años más tarde.

Los dibujos de Mafalda dejaron de resultarme placenteros en un momento dado. Ahí tomé conciencia que mi estilo había nacido.

Hoy mi estilo está marcado por la originalidad y la calidad de mis piezas enteladas. La marca que diferencia mis piezas es el acabado de las terminaciones. La tarea no es sencilla porque no se puede traicionar a los seguidores de mis trabajos.

Un secreto para mantener un estilo: sorprender. Siempre hay que sorprender con los trabajos. Eso mantiene un estilo en el tiempo.


Mauricio Uldane
artesano entelador



miércoles, 9 de abril de 2008

¡A pintar se ha dicho!

Artesanías enteladas de Mauricio Uldane presentan un desprendimiento, como el glaciar. Pero, no cada cuatro años.

He pensado, luego de muchas cavilaciones, que podía dar algo de lo que he aprendido en estos 13 años que llevo entelando objetos.





Por eso decidí hacer mis artesanías enteladas a medidas. Es decir están enteladas pero no pintadas. Esa es tarea de los y las que se animen. Aquellas personas que han hecho sus primeras armas pintado objetos con acrílico u óleo pueden acceder a mis artesanías enteladas.




En principio la línea es escueta. Veré que respuesta presenta con el público, para seguir incorporando piezas al catálogo de artesanías enteladas para pintar.

La página para ver las piezas es la siguiente:

encrudos.googlepages.com

Ahí también tienen más datos informativos. Espero que este sea un comienzo que ayude a la gente a acercase al mundo de las artesanías enteladas.


Mauricio Uldane
artesano entelador



jueves, 3 de abril de 2008

Artesanales de cabo a rabo

Así son mis artesanías enteladas. Cada tanto alguien me pregunta dónde compro las cajas que entelo. La respuesta siempre la misma: “las armo yo“.

Muchos se preguntan porque en el mercado del fibrofácil (MDF) no hay cajas con los bordes redondeados. Es más fácil fabricarlas con los bordes rectos. Pero como las armo en forma manual me puedo dar ese lujo.






Tampoco me gusta la manera que las arman, sin trabar sólo pegan canto con canto. Las mías están trababas, sin clavos. Además tienen tope en las bisagras para evitar el volcado de las tapas. Pequeñas sutilezas que hacen al todo.

Por eso digo que mis artesanías enteladas son desde el principio un producto netamente manual. No hago como muchos que dicen llamarse artesanos o artesanas y modifican algo que compraron previamente. Y este producto está totalmente mecanizado y seriado.

Hace poco tuve que armar un
baúl antiguo para una clienta. Cuando mi amigo Luis vino a casa me preguntó si había comprado el baúl en alguna parte. Como siempre mi respuesta fue “lo armé”. La parte curva la hice con un caño plástico de cloaca y el resto con fibrofácil (MDF).


La misma técnica para los baúles más chicos. En cambio de un caño plástico un tubo de cartón y fibrofácil (MDF). Algún día alguien tiene que hacerle un monumento al inventor del fibrofácil (MDF).

Nadie puede decirme que mis piezas no son enteramente artesanales. Las armo desde la base y conozco cada hueco o defecto. El chiste es que parezca comprada o que no es lo que en realidad es. Engañar un poco al ojo no está del todo mal, el cine sabe mucho de eso.


Mauricio Uldane
artesano entelador