La actividad artesanal es para mí un trabajo que puede ser placentero y divertido. Lo que muchos y muchas no alcanzan a comprender es que es un trabajo con todas las letras.
Hay que armarse de una rutina para poder cumplir con los pedidos de los clientes. Más allá que trabaje en mi casa y no tenga que viajar apretado como una salchicha en el tren.
También cuento con la ventaja de poder acomodar los horarios de trabajo y hasta los días. Puedo descansar un día laborable y trabajar durante un feriado. Es otro concepto de trabajo, mucho más flexible que ir a una oficina de lunes a viernes.
Un domingo de estos durante un encuentro de autos en José C. Paz, localidad vecina a San Miguel, donde vivo, un tipo mirando la mesa con mis artesanías dijo “que al pedo que debe estar”. Ese era yo. Por supuesto que a esta altura del partido estas estupideces no me molestan. Me acerqué y le di un volante de los buzones alcancías que hago, ya que mostraba interés.
El desprecio o la desvalorización de mi trabajo es algo que antes me molestaba, pero ahora me da un poco de compasión la falta de conocimiento de algunas personas. En general son los que no saben ni cambiar una lamparita.
Hace tiempo que vengo pensando en poner al lado de las medidas de mis piezas enteladas el tiempo que me demanda el armado de cada una de ellas. No sé sí en días u horas. Por lo menos así van a tener una idea de lo que me demanda el armado de cada artesanía entelada. De esta forma pueden que dejen de decir estupideces.
Mauricio Uldane
artesano entelador
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