¿Qué es ser original? Me pregunto muchas veces. Porque en algunas ocasiones recibo como halago: “tus trabajos son muy originales”.
Tal vez ser original sea no ser igual al resto. O diferenciarse del resto por un detalle o una terminación. O acaso ese diseño que se destaca del montón.
Como ven, tengo dudas. Por eso existo, como diría el viejo Descartes. Debo reconocer que algunas dudas las he resuelto. Pero a otras no le encuentro respuesta convincente.
El trabajo de ser original es arduo. Porque si me dejo llevar en poco tiempo puedo estar haciendo lo mismo que los demás. No quiere decir que el trabajo de los demás sea malo. Si no que ya está visto. Y de visto pasa a ser remanido.
Muchos adoptan el trabajo fácil de hacer lo que el rebaño sigue. Pero a mí no me convence. He sido viento en contra de chico, tal vez por una personalidad bastante definida desde la adolescencia. Las modas conmigo no siempre simpatizan. Trato de buscar algo que perdure un tiempo mayor. No que sea para toda la vida, pero que siga vigente luego de transcurrido un tiempo prudencial. Mis trabajos no son amores de verano.
Tratar de diferenciarse de la manada es una tarea diaria. Diría que una lucha intestina, con el perdón del término. No por eso lo que arroje esa lucha será un desperdicio. Todo lo contrario. Buscar un detalle, un estilo o una buena terminación no es una tarea sencilla. Parece sencillo al final, cuando el producto está acabado. Pero el proceso suele ser largo y complejo.
Mucho de ese proceso de macerado se da en mi cabeza. Viendo y reviendo cómo hacer esto o aquello. Qué problema me va ha acarrear determinada construcción, para luego ser entelada. Hay que pensar por adelantado. Avanzando unos pasos delante de lo que estoy haciendo.
Puedo enseñar la técnica. Puedo transmitir el uso de materiales. Puedo comunicar los pasos de la construcción. Pero no lo que no puedo es enseñar a crear. En realidad lo que no puedo comunicar es la manera en que se me ocurren las ideas. Como una idea dispara otra logrando una reacción en cadena. Cadena que en un momento dado hay que ponerle fin.
No todas las ideas son realizables. Algunas tienen tal complejidad de armado que generan productos que no son comerciales. Se podrían realizar pero el costo final sería sideral. Las ideas no se agotan. Durante mucho tiempo pensé que una mañana me iba a despertar sin ideas. Hasta ahora nunca ocurrió. Es verdad que hay épocas de vacas flacas. Pero con una buena pastura están listas para el matadero.
Por todo esto digo que ser original no es una tarea sencilla. Es un trabajo arduo, pero que bien encarado sé retroalimenta. Lo único que hay que cuidar al ser original es no forzar la situación. Debe ser algo natural y espontáneo. Si no podemos caer el en ridículo, de donde es difícil volver.
Mauricio Uldane
artesano entelador
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