Dos docenas de buzones
El encargo de 24 buzones vino de parte de la gente del bar Post·Data que se encuentra en la calle Azcuénaga 1739 del barrio de Recoleta en la ciudad de Buenos Aires.
Estos buzones sin cerradura cumplirán la función de llevar, en su interior, la cuenta a la mesa del cliente. Una original manera de encontrarle una nueva función a una versión de mis buzones alcancías.
El encargo de 24 buzones vino de parte de la gente del bar Post·Data que se encuentra en la calle Azcuénaga 1739 del barrio de Recoleta en la ciudad de Buenos Aires.
Estos buzones sin cerradura cumplirán la función de llevar, en su interior, la cuenta a la mesa del cliente. Una original manera de encontrarle una nueva función a una versión de mis buzones alcancías.
Los buzones del bar Post·Data son más chicos que los buzones alcancías que vengo haciendo desde junio del 2003. Un poco más petisos y sin cerradura. Además de tener una puerta mucho más grande para poder poner en su interior la cuenta del cliente.
El pedido de la gente de Post·Data vino porque el bar es temático y su especialidad es el mundo del correo. Buzones, estampillas y sobres serán los partícipes de este nuevo bar que abre sus puertas en el barrio de Recoleta.
Por esas cosas de la vida me crié a tres cuadras de donde está ubicado el bar Post·Data. Más precisamente en la esquina de Galileo y Copérnico, no es un chiste, las calles existen sino vean el plano que sigue a estas líneas.
El rulo de la vida me ha llevado a volver al barrio luego de 20 años de alejamiento. Pero esta vez vuelvo como artesano y no como vecino. Artesano que vio la luz en otra parte pero regresa al barrio donde nació y se crió. Es una forma de estar nuevamente en el barrio que me vio crecer.
No supe que el bar estaba en ese barrio hasta que me pasaron la dirección para llevar las dos docenas de buzones. Allí llegaron los buzones armados con tubos de cartón y partes en fibrofácil (MDF). Además de tener partes en cartón, sogas, hilos y precintos plásticos. Nunca imaginé que alguna de mis artesanías enteladas irían a parar al barrio que pasé mis primeros 28 años de vida.
Como siempre la vida nos da sorpresas y gratificaciones. Si no fuera por los dueños de Post·Data el barrio de Recoleta no conocería mis buzones entelados. Cada tanto nos pasan cosas en la vida, esta es una de esas situaciones. Que además suelen ser irrepetibles.
En el próximo número de Noticias Enteladas habrá más novedades, pero seguro que no más importante que ésta.
Mauricio Uldane
artesano entelador
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