El verdadero título sería, “De cómo un alquiler de un buzón terminó en venta”, pero es muy
largo. Claro que explica mucho mejor lo que sucedió el sábado 8 de julio por la
tarde en un salón de fiestas del barrio de Caballito de la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires.
Empecemos por el principio, como si de un cuento se
tratara. Una clienta reservó un buzón de color rojo en el mes de mayo, para la
fecha mencionada antes. Hasta ahí todo normal y nada extraño.
En general no llevo los buzones que alquilo a los
salones de fiestas porque no hay nadie que te atienda bien. En especial sino
está la persona que alquiló el buzón. Pero en este caso sí iba a estar la
clienta porque es fotógrafa y estaba realizando los preparativos para la fiesta
de la noche.
También, ese día sábado, me enteré que era una
fiesta de 15 años. Y el buzón lo alquilaba para introducir postales con fotos
de la chica que cumplía los años. Seguíamos sobre la marcha hasta ese instante.
Al pensarlo mejor la clienta me dice que me paga la
diferencia y que se queda con el buzón. Es decir que me lo compraba. A lo cual
le respondí que le hacía uno porque ese estaba usado con varios alquileres
sobre sus espaldas. Si es que un buzón tiene espalda…
Ahora con tranquilidad al hacer el recuento veo que
este buzón, el número 28 para ser exacto y preciso, tenía, tiempo pasado, 30
alquileres en su haber. Con lo cual estaba en lo cierto en afirmar que estaba
usado.
Pero la fotógrafa en un salón de fiestas de
Caballito se enamoró de él, eso es lo que en realidad pasó, con solo verlo y
tenerlo en sus manos. Además de evaluarlo con su socia para ofrecerlo para los
cumpleaños de 15 años, a los cuales les hace las fotografías.
Ya el año pasado un fotógrafo de Quilmes, en el sur
del Gran Buenos Aires, había comprado un buzón grande de 40 centímetros, como
este, para hacer lo mismo: ofrecérselo a sus potenciales clientes. Previo paso
de alquilarme uno para un cumpleaños de 15 años.
Pero la historia de este buzón número 28 se remonta
a noviembre del año 2014. Una clienta desde la ciudad de Rosario me pidió que
le alquilara un buzón. El tema era que tenía los dos buzones rojos, en ese
momento los únicos, alquilados.
Ante el pedido de esta clienta y para que viajara a
Rosario, totalmente fuera del área de cobertura de los alquileres, lo llevé a
una oficina en el microcentro porteño. Así se fue este buzón que vendí el
sábado 8 de julio.
Lo tenía armado para vender y lo terminé alquilando
para un casamiento en la ciudad de Rosario en la provincia de Santa Fe.
Así que el buzón número 28 debutó en Rosario y
ahora, luego de 30 servicios de alquiler, fue comprado, más que vendido, en el
barrio porteño de Caballito por una fotógrafa. Sigue la vida azarosa de este
buzón que fue puesto de urgencia en alquiler y de la misma forma lo compraron.
Me pareció interesante que se supiera como uno de
los buzones que alquilo terminó comprado por el interés de una fotógrafa. No
estaba para nada en mis planes y creo que tampoco en los de la nueva dueña del
buzón. Pero la vida tiene esas cosas, imprevistos y sorpresas.
Mauricio Uldane
Artesano entelador
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