viernes, 30 de noviembre de 2007

Artesanías sanadoras

Siempre he sostenido que hacer algo con las manos es terapéutico. Si sabemos usar bien las manos podemos convertirlas en las terminaciones de nuestras neuronas. Aunque la realización de nuestro trabajo manual no lo podamos mostrar a nadie.

Mantener nuestras manos ocupadas, también lo hace con nuestro cerebro. No lo libera sólo que lo pone a trabajar en otro nivel. Desenchufa en un lado para enchufar en otro lugar.

No siempre importa si lo hacemos bien o mal. Ya aprenderemos con la experiencia. Al principio todo cuesta y no es como deseábamos.

Muchos me dicen que no tienen paciencia para trabajos manuales. Tal vez porque se ponen metas muy altas y la expectativa se dispara. La cuestión es pensar para adelante y no en los resultados inmediatos.

La paciencia puede entrenarse si se logra controlar la ansiedad. Porque la ansiedad termina por corroer la paciencia. Quizás el peor mal de los tiempos que corren. Si logramos apaciguarla, la paciencia asomará como por arte de magia. Si domamos nuestra ansiedad tendremos buena parte del camino allanado. Hasta puede ser que dejemos de automedicarnos.

Cuando terminamos de hacer una pieza con las manos, desde el comienzo, el resultado final es emocionante. Puede que la pieza tenga defectos, pero la hicimos nosotros con nuestro esfuerzo. El tiempo dirá si podemos ser artesanos o mero hobbistas.

Si ya tenemos a raya la ansiedad puede que la creatividad comience a visitarnos más seguido. Si entramos en este sistema de trabajo: baja ansiedad, algo de paciencia y un poco de creatividad, ya estamos sobre rieles. Podemos acrecentar el mecanismo y lograremos que nuestra salud mejore. Hasta algunos encuentren una veta artística oculta o desconocida.

Los maestros de canto dicen que todos podemos cantar. Con el mismo criterio podría decir que todos pueden hacer trabajos manuales. Aunque algunos digan que son inútiles. Creo que es una cuestión de entrenamiento.

Mientras más usamos las manos para nuestras tareas mejor pensamos. A veces las manos parecen terminaciones exactas de nuestras ideas creativas. Puede que al principio pensemos algo y nuestras manos no nos acompañen. Démosle tiempo. Nadie nace sabiendo. Pero con un entrenamiento podemos lograr objetivos que no soñábamos.

Puede que la locura diaria disminuya con un poco de manualidad. No quiere decir que sea un remedio infalible, pero puede ayudarnos a que nuestras vidas sean un poco mejores.


Mauricio Uldane
artesano entelador

http://mauulda.googlepages.com/unicas

sábado, 17 de noviembre de 2007

Nuevo producto

Los calendarios perpetuos se suman a la línea rústica que apareció a mediados de este año. De esta forma un nuevo producto se agrega a esta nueva línea de artesanías enteladas. En el futuro se irán incorporando otros modelos de piezas enteladas.

Básicamente es un calendario de uso diario para colgar de una pared. En su parte posterior tiene una banda de neoprene para evitar que se mueva al cambiar los días y meses del año.

La línea rústica nació como un desprendimiento de un encargue que me hicieron en febrero de este año. El payador
Jorge Gauna me pidió si le podía enmarcar unas ilustraciones de Eleodoro Marenco. Le sugerí que podía entelar los marcos con arpillera y la idea le gustó. Las ilustraciones estaban plastificadas así que no necesitaban vidrio para protegerlas.

Mientras hacía el trabajo de los marcos pensaba que podía hacer con los sobrantes de arpillera. Se me ocurrió que podía entelar algunas de las piezas que hago. La idea debo reconocer hace un tiempo que me daba vueltas por la cabeza. Pero me resistía un poco porque era algo que ya había visto. Lo que suelen llamar artesanías country.

Lo que busqué fue hacer algo rústico pero bien armado y con una buena terminación. Incluso traté de buscar telas cuadrillé que combinarán, para los interiores de cajas y baúles. Por ahora en cuadrillé celeste y blanco, más adelante pueden aparecer otras combinaciones.

Mi idea es que toda la línea de mis artesanías enteladas tenga un modelo rústico. El tiempo dirá si es posible tal proyecto. Por ahora la línea cuenta con cuatro modelos de piezas diferentes. Los
calendarios, los baúles (con dos modelos) y los cofres.



Mauricio Uldane
artesano entelador

http://mauulda.googlepages.com/rustica

viernes, 9 de noviembre de 2007

Del artesano a su mano

Las piezas a medida del cliente suelen traerme muchas satisfacciones para mi ego. Además de alegrías para el o la que encarga la pieza en cuestión.

No siempre se tiene la oportunidad de hablar directamente con quien fabrica una determinada artesanía. Y si se logra dar con el verdadero artesano o artesana no siempre hacen piezas a medida.

Muchos modelos de mis piezas enteladas fueron un pedido especial de un cliente. Luego quedaron como objetos estándar. Si bien la diversidad de piezas puede ser un problema para algunos artesanos, no lo es para mí. Bienvenida la posibilidad de ofrecer a los clientes más
productos.

También suelo escuchar las sugerencias de amigos, parientes o conocidos. Pueden aportar ideas muy creativas o puntos de visita diferentes. Una pequeña caja que me encargó mi cuñado, para un uso muy específico, quedó como un
cofre chico con cierre. Este derivó en una alhajero chico para un cliente, que quería hacer un regalo. No sólo cambió el tamaño de la caja sino que incorporó en su interior un espejo y divisiones para guardar las alhajas. El color lo eligió el cliente y el interior de pana roja fue una elección mía. Una vez que terminé la pieza me gustó como quedó terminada. Así que será un modelo más en mi lista de piezas artesanales enteladas.

Si logro dar con el gusto del cliente en forma y color el éxito está asegurado. Soy feliz cuando el cliente es feliz. No sólo por la parte económica, sino porque he logrado despertar una serie de sensaciones placenteras en la persona que adquirió la pieza. Es un enamoramiento con el objeto. Contra eso no hay precio que valga. Si logro esto, estoy echo como artesano. Más allá del valor nominal de la pieza. El otro valor emocional no tiene precio, ni cifra que lo represente.

Tengo mis limites para hacer piezas a medida. No siempre tienen que ver con la capacidad de trabajo sino con el costo de la pieza. Tampoco puedo decir que hago cualquier cosa. Sé decir no. Algo que muchos argentinos y argentinas no saben. Cuando no puedo hacer un trabajo o este le va a costar un disparate no lo hago. Prefiero decirle que no a la clienta o cliente a mentirle. La franqueza ante todo. Como siempre, no engaño a los clientes con los materiales que uso. Si es cartón, fibrofácil o plástico se lo digo. No vendo gato por liebre porque no me gusta que me lo vendan.

Para los que lean esto saben que en un lugar de la Argentina, en la provincia de Buenos Aires, dentro del Gran Buenos Aires y en la ciudad de San Miguel hay un artesano que hace piezas enteladas a medida. Sólo basta con comunicarse conmigo.

Mauricio Uldane
artesano entelador

http://mauulda.googlepages.com/amedida

sábado, 3 de noviembre de 2007

“¿Y dónde vendes?”

La pregunta que siempre me hacen luego de ver algunas de mis artesanías enteladas. La respuesta la encontrarán en las siguientes líneas. Pero, como decía Jack: “vamos por partes”.

Hacia mediados de 1998 tuve la peregrina idea de armar unas carpetas para dar a conocer mis trabajos. Me fui a lo que ahora llaman graciosamente Palermo Soho y que para mí sigue siendo Palermo Viejo. Allí hace casi diez años no existía la movida de diseño textil. En esos tiempos la movida era de diseño de decoración y arte.

Dejé en varios locales esas carpetas con fotos y textos explicativos de mis piezas artesanales. En aquella época sólo hacia piezas únicas. Los locales que visité fueron (los que me acuerdo): Claroscuro, Gara, Calma Chicha y otro local en una esquina de Serrano a media cuadra de la Plaza Cortázar. La mejor respuesta fue en Claroscuro: “muy buenos sus trabajos, pero este año no estamos comprando a ningún artesano”. Nadie pidió ver alguna de mis piezas. Una cosa es ver una foto y otra muy distinta es el producto en vivo y directo. Una sola excepción: el local que no recuerdo el nombre y que no existe más pidió ver algo de lo que hacía.

Le llevé un aparador en miniatura que había hecho para ser exhibido en una vidriera de un comercio de Muñiz, cosa que nunca ocurrió. Me acuerdo que hablé con una tal Raquel. El comercio en cuestión importaba “artesanías” del lejano oriente. Léase India, Tailandia o Pakistán. Artesanías que no son tal. Lo que hacía esta mujer era comprar en el exterior al por mayor para vender y distribuir en el interior del país.

Cuando vio la pieza me preguntó cuanto tiempo me había demandado de trabajo. Le contesté que seis semanas. Me dijo que ese tipo de piezas era muy difícil de vender en locales o ferias artesanales. La única forma de venderlas era trato directo con el comprador. No le creí. Incluso me dijo que si fuera Nueva York tendría posibilidades de algún éxito. A lo que le respondí que si fuera Nueva York sería un latino inmigrante.

El tiempo lamentablemente le dio la razón. Hasta el momento de escribir estas líneas no he podido vender mis piezas en locales dedicados a las artesanías. Sólo he logrado colocar
baúles chicos en un comercio de San Miguel dedicado a la venta de café, chocolates y bombones. La dueña logró venderme esas piezas con un cuarto de bombones en su interior.

Dos factores son los preponderantes en estas ventas: la dueña no ganaba porcentaje alguno sobre el producto y por otro lado no era un negocio del ramo de las artesanías. Como ocurre en buena parte del Gran Buenos Aires la dueña del local tuvo que dejarlo por el alza del alquiler. Mudó el local a su casa en un barrio no céntrico de una localidad vecina.

Los comercios dedicados a regalería, decoración o venta de artesanías pretenden, en la mayoría de los casos, armar su local con el laburo de los artesanos y las artesanas. Porque esta gente toma en consignación las piezas artesanales.

El otro grupo quiere ganar a cuesta de nuestro trabajo. Con un porcentaje de 50% de ganancia sobre el precio de costo es difícil vender. A mí me costaría vender un
buzón alcancía con ese sobreprecio. La pieza la vendo a $35. Un precio razonable pero con esos porcentajes es complicado lograr ventas. El otro problema es que no tienen el chiste de hablar con la artesano o el artesano para conseguir un precio más bajo por cantidad.

Creo que el principal obstáculo es que los dueños o dueñas de locales no son artesanos. Ven las artesanías de calidad como un producto industrializado y no alcanzan a comprender el trabajo de las piezas.

Mis piezas son numeradas y fechadas. Para más datos el
buzón alcancía, del ejemplo anterior, me demanda una semana de trabajo. De esa forma queda con un acabado y una terminación de calidad. No creo que el precio sea un disparate. Por eso digo que los comerciantes no tienen en cuenta estos datos para vender.

Contra lo que los comerciantes suponen hay un público que desea adquirir piezas artesanales de calidad. Además de conocer algunos datos acerca de la construcción. Por ejemplo mis
portarretratos están armados en fibrofácil en una sola pieza. Con lo cual si por accidente se cae al piso no se desarma como un castillo de naipes.

Volviendo a la pregunta del título. La respuesta es: trato directo con el cliente. En marketing le dicen venta directa. Además el público que compra es de clase media trabajadora. Más para abajo en la escala social, que para arriba. El público de alto poder adquisitivo, el ABC1, no compra lo que hago. No me pregunten por qué. No lo sé.

Estuve yendo a Palermo Viejo durante unos cinco meses entre los años 2005 y 2006. Totalmente ilegal en la calle Honduras. Para más datos al 5050, en el frente de la casa Ratti. Lo único que vendí fueron
buzones alcancías tanto a argentinos como a turistas extranjeros. Siempre al mismo precio para los dos públicos. Los mejores días de venta lograba colocar tres buzones. El mejor fin de semana vendía cuatro buzones en dos días. Cómo se ve una venta “estupenda”.

Por eso insisto con la venta directa y el trato con el cliente. Explicando como está armada la pieza y que materiales fueron los empleados. Eso funciona pero es mucho más lento en los resultados. Los clientes satisfechos vuelven o recomiendan.

Para finalizar si alguien que lee estas líneas y tiene una idea acerca de porque no funciona la venta de artesanías de calidad en los comercios del ramo, hágamelo saber. Deje su comentario. Puedo estar equivocado y no saberlo. Lo que sí se es que mi trabajo vale. También vale mi dedicación y mi pasión en mi trabajo. Hago esta tarea artesanal porque la siento como algo que estuve buscado durante mucho tiempo. Reconozco que es mi camino a seguir, además de recibir el reconocimiento de muchas personas. Por eso creo no estar equivocado en la tarea elegida. Tal vez erré la senda de la comercialización.


Mauricio Uldane
artesano entelador

http://mauulda.googlepages.com