La gota que rebalsó el vaso fue una consulta por un buzón de 30 centímetros de diámetro. Me tomé el trabajo de averiguar por los materiales para hacerlo, e incluso molesté a terceras personas para conseguir el caño, que necesitaba para armar el buzón mencionado.
Le informé todo esto al supuesto cliente y me contestó que lo quería para su casamiento, el 20 de marzo. Cuando le mandé, otro mail, con el precio, tiempo de trabajo y demás, nunca tuve respuesta.
Nuevamente le envié un correo donde le decía que me ratificara, para poder seguir con la búsqueda de materiales y el armado, la respuesta que obtuve fue: silencio de radio. Nunca hubo respuesta de su parte.
No es la primera vez que me pasa y seguramente no será la última. Lo que me molesta, y mucho, es la falta de respeto por mi tiempo. Ahora estoy con mucho tiempo libre, por mi descanso médico, y tal vez por eso lo he revalorizado mucho.
De Artesanías enteladas |
No pido gran cosa, sólo quiero que respeten mi tiempo como artesano. Si me tomo el trabajo de contestar y evacuar dudas, quiero que respondan, por sí o por no. Aunque los argentinos tenemos un problema grave: no sabemos decir “no”.
La falta de respeto por mi tiempo me ha pasado con particulares, con revendedores y con empresas. Como se ve no es una falencia de un tipo de persona en particular. En general ha ocurrido con pedidos por piezas a medida. No sé que no les gusta, si el precio o el tiempo de demora en el armado. Al no tener respuesta no puedo conocer el problema.
Por eso a partir de ahora cuando alguien consulte por piezas a medida, mi respuesta será que sin confirmación, de parte del futuro cliente, y sin el pago adelantado del 50% del valor de la pieza: no hay trabajo posible.
Tal vez siendo más rígido y exigente tenga la atención de estas personas, que no respetan el tiempo y el trabajo de los demás.
Mauricio Uldane
artesano entelador